A mitad de trayecto entre San Martín de los Andes y Villa La Angostura por Ruta 40 se encuentra el sendero de baja dificultad que lleva hasta la cascada Ñivinco.
Una tranquera que da inicio a esta apacible caminata de 45 minutos (el sendero tiene una extensión de aproximadamente 4km.), que ofrece como recompensa entre sus grandes atractivos un pozón de aguas cristalinas de poca profundidad donde es posible refrescarse…
Enseguida iniciada la caminata, hay que vadear un arroyo que, si bien es angosto y fácil de cruzar, obligará a meter los pies en sus frías aguas (bastante frías!). El sendero lo remontará luego aguas arriba hasta llegar a los saltos, manteniendo el río siempre a un costado. Progresivamente, árboles de tipo ñire y cañas colihue parecen cerrarse sobre el camino, aunque a fuerza de machete se han mantenido a raya a las fuerzas de la naturaleza. Pronto, entre el silencio y el piar de los pájaros (suelen verse por ej., el pájaro carpintero o pájaro loco) se empieza a distinguir el sonido del agua. El chasquido del lecho rocoso del río es apenas perceptible al principio y va cobrando intensidad como en una trama cinematográfica que a cada caminante reserva su rol protagónico.
El agua cae en una especie de olla no muy profunda donde toda la familia (o los más valientes) pueden tomar un baño. El reflejo del verde intenso de la vegetación circundante sobre las aguas cristalinas da al pozón un color esmeralda muy particular.
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